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Mientras estaba en la cola de una institución del gobierno, el cual estaba lleno deĀ susĀ clientes,Ā sin pensarloĀ comencé a hablar con la persona a mi lado que era un total desconocido. A pesar del tiempo concurrido,Ā cuatro horas en dichas oficinasĀ encontré en esta persona una confianza de como si nos conociĆ©ramos de toda la vida y sin darnos cuentas hablamos por horas. Como ella, ahĆĀ debĆaĀ de haberĀ mĆ”sĀ personas que pasaron las vivenciasĀ o circunstanciasĀ que ambasĀ habĆamosĀ vivo.
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ImagĆnenseĀ dosĀ divorciadas y prĆ”cticamente vidas paralelas. Me dije wow,Ā no soy la Ćŗnica que paso por esto. Ella con 45Ā aƱos, dice haber pasado a los 40 por la crisis que les dan a las mujeres por la edad yĀ decidió hacer ejercicio y hasta pasar por elĀ bisturĆs. Ā Yo a mis 40 me sentĆa plena, hasta una fiesta realiceĀ para demostrarle a todos los invitados lo bien que me veĆa y me sentĆa.Ā A la par de comenzar nuestra conversación apareceĀ esteĀ individuo, queĀ llamaremos Armando, un jovenĀ guapo,Ā pero de la calle, que estaba pendiente a los nĆŗmeros por si lo llamaban, peroĀ Ć©lĀ venĆaĀ a lo mismo que yo y ese servicio era elĀ mĆ”sĀ lento en esa oficina,Ā asĆĀ que le dije que ya yo llevaba casi dos horas y solo habĆan llamado a dos. Me pregunto,Ā que,Ā si le daba tiempo comer algoĀ y le dije que si,Ā asĆĀ que seĀ marchó.
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Mi nueva amiga de la cola me cuenta queĀ ella decide pedirle el divorcio a su marido con el cual habĆa compartido toda su vida, hasta trabajo junto. Yo con 45Ā estrenĆ”ndomeĀ como abuela, siempre fabulosa, visitaba el gimnasio para sentirme que estabaĀ sĆŗper. A los 46 mi ex marido me pide el divorcio, el que era mi mejor amigo desde escuela intermedia, toda una vida en conocernos.Ā Pensé que el mundo se meĀ caĆa, siĀ asĆĀ mismo,Ā mi vida habĆa sido color de rosa hasta los 45Ā aƱos. Wow!Ā IncreĆblemente, todoĀ cambio,Ā pero lo que pensĆ© que era para mal fue todo lo contrario, todo fue un aprendizaje en mi vida. Mi Ā amiga de la cola, vamos a llamarlaĀ Katiuska,Ā a pesar que ella fue quien seĀ quisoĀ divorciarse, su ex,Ā vamosĀ a llamarlo Emiliano,Ā le hizo la vida de cuadritos. Un hombre con una buena carrera profesionalĀ decidió no trabajar por un ano paraĀ asĆĀ no tener que pasarle a ella, la madreĀ de sus dos hijos laĀ pensiónĀ tan altaĀ puesta por la corte, hasta aĀ psicólogoĀ fue para dar a entender que estaba deprimido, mientras en toda esa tragedia vivida despuĆ©s deĀ aƱosĀ de lujos, propiedades, y viajes quedarse sin todo eso, encontró rĆ”pido el amor.Ā Un amor que nadieĀ entendĆa, como habĆa cambiado todo por nada⦠Lo que nadieĀ sabĆa elĀ vacĆoĀ que vivĆa con su esposo y al lado de su nuevoĀ galĆ”n, vamos a llamarlo Guillermo,Ā encontró todo lo que su ex no le dio, compresión, tiempo, dedicación, caricias, charlas, amor yĀ por qué no hasta salir del cotidiano vivir. Hasta en parteĀ aprendió apreciarĀ mĆ”sĀ la vida, las cosas sencillas del diario vivir. Sus hijos que habĆan sido criados como prĆncipe y princesa tuvieron que bajar de esa nube y poner bien los pies en la tierra. Su madre no podĆa entender comoĀ decidió dejar unĀ estatusĀ por un hombre que económicamente no le podĆa ofrecer nada.
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KatiuskaĀ siĀ entendió algo que era joven y queĀ tenĆaĀ que darle sentido a su vidaĀ asĆĀ queĀ decidió seguir con su nuevoĀ amor, y su nuevo trabajo. Emiliano por despecho, o celos le decĆa a Katiuska que Guillermo lo que era un bueno para nada, que era un mantenido. Ella en parte sabĆa que era verdad, pero era el hombre de quien se enamoró y la hacĆa feliz.Ā Le toco su turno mientras yoĀ tenĆaĀ que seguir esperando por elĀ mĆo. AhĆ volvió a llegarĀ Armando,Ā pero estaĀ vezĀ con el aroma de alguna bebida alcohólica, ahora si estaba un poco desesperado, y me dio suĀ nĆŗmeroĀ para que le hiciera el favor de llamarlo cuando se acercara suĀ nĆŗmeroĀ y seĀ marchó. AsĆĀ que otra persona se me acerco y comenzamos a hablar, a la que llamaremos Carmen, una mujer joven,Ā que,Ā porĀ circunstanciasĀ vividas en nuestra Isla, el paso de dos huracanes, se habĆa ido a Estados Unidos con su hija, en lo que mejoraba un poco laĀ situaciónĀ del paĆs. Carmen era un poco calladaĀ asĆĀ que no contó mucho y en eso se encontró con una conocida y se fue a saludarla porĀ allÔ seĀ quedó conversando.Ā En eso pasa Katiuska por mi lado, busca en su bolso una tarjeta deĀ presentación,Ā pero no tenia, y lasĀ mĆasĀ estaban e mi carro,Ā asĆĀ que le dije como me podĆa encontrar en las redes sociales. AhĆĀ encontré una mujer que necesitaba a alguien con quien conversar que se podĆa sentir a gustoĀ porqueĀ sabĆaĀ que al yo vivirĀ cierta circunstancias iba a entender,Ā asĆĀ que le deseĀ lo mejor, y queĀ lograrĆ” conseguirĀ su sueƱo realizado que todavĆa no sabĆa lo que era.Ā
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Ah,Ā pero como eso estaba lleno de personas siempreĀ aparecĆaĀ alguienĀ mĆ”s, ahora una viuda, yo dirĆa en sus cincuenta y cinco o sesenta, me contó que se habĆa acostumbrado a la situación que se estaba viviendo en el paĆs, ya llevaba varios meses sin el servicio de electricidad, por lo menos siĀ tenĆaĀ agua, yĀ aprendió a almacenar alimento y aguaĀ porqueĀ dice queĀ paraĀ la próxima Ć©poca de huracanes no va a realizar las colas exuberantesĀ para lograr alcanzar una lata deĀ cornbeef, o tuna. Se estaba poniendo un poco interesante nuestra conversación cuandoĀ llamaronĀ mi numero el 949. Me acerco a mi ventanilla, ahĆ estaba esta seƱora que estaba agotada de estar escuchando las quejas de los clientes⦠Vamos a llamarla Melanie, por lo menos conmigo seĀ relajó un poco ya que yo no iba con la intención de quejarme. Melanie vio en mi un alivio y seĀ desahogó, me conto lo mucho que habĆa tenido que trabajar despuĆ©s de ambos huracanes,Ā hastaĀ horas extras, no se quejaba de esas horas, si no el tener que escuchar diario a las personas quejarse que no tenĆan unĀ servicioĀ bĆ”sico, cuando ella misma no lo tuvo hasta hace poco.Ā Muy serviciarĀ conmigo realizo su trabajo y le aconseje un sobo de cabello, que es utilizado por las personas para el estrĆ©s,Ā ya que dice salir con dolor en la nuca por toda la tensión vivida.
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Termine con todo el papeleo, obviamente no llame a Armando pues en mi numero novecientos cuarenta y nueve habĆa apuntado el nĆŗmero, el cual le habĆa entregado a Melanie cuando me llamaron para mi turno. Cuando salĆ no lo vi, espero que no haya perdido su turno. AsĆ como todas estas personas que conocĆ en mis cuatro horas en esa oficina, en todos lados hay personas con una historia que contarā¦
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